Archivo | Sindrome Asperger RSS feed for this section

Palarizada

12 Oct

Se levantó aquel día desconcertada, la noche anterior no había podido degustar la cena, le sabía insípida, como si hubiera perdido el sentido del gusto. Sintió una punzada intensa de dolor en su oído izquierdo y decidió acostarse pronto, tenía que madrugar para ir a trabajar y llevar a Pablo al colegio.

Se lavó la cara y a continuación dirigió su mirada al espejo… había tenido una semana muy dura de esas de las que viajas en el metro y tu cabeza no para de pensar, en modo centrifugado On. Le dió vueltas a su situación y la de su hijo, muchas ideas, ninguna buena. En el espejo no se reconoció en sus facciones estáticas ni en su alma caída. Sus brazos derrotados cogieron fuerza para apoyarse en el lavabo e impulsarse, para sacar pecho… la soledad, el desconcierto, los problemas, habían minado su voluntad reduciendo todo a cenizas. Presente sin futuro, sin posibilidad de ver más allá.

ElledeSouza1

Ilustración: Ella de Souza

Lloró mares después de aquella reunión donde la psicopedagoga del colegio le había confirmado las sospechas de que su hijo tenía rasgos TEA (Trastorno del Espectro del Autismo), tan solo faltaban unas pruebas que determinarían el diagnostico. Llegó a casa y lo primero que hizo fue poner en el buscador de su ordenador las siglas  TEA y empezó a temblar, negó los resultados de la búsqueda. Un calambre frío recorrió todo su cuerpo, el miedo se apoderó de ella… Definitivamente no estaba preparada para esto. Ella quería un niño como todos los demás, listo, simpático, sin problemas para relacionarse, que no se escapara del parque, una réplica de niño neurotípico exitoso. La realidad era muy distinta, a Pablo le había costado empezar a hablar (empezó con cinco años), no se relacionaba bien y tenía problemas de aprendizaje.

Cuando tomó conciencia fijándose en la imagen que le devolvia el espejo, se dió cuenta de que el lado derecho de la cara se había paralizado, no podía pestañear, la comisura de su boca estaba caída y los músculos de la cara no respondían a su voluntad. El miedo había tomado forma y ocupado su cuerpo. Rápido corrió a Urgencias en espera de un diagnóstico: parálisis facial o parálisis de Bell (fruto quizás del miedo, ansiedad y depresión, nunca supo el motivo verdadero). Lo que ocurrió después es una larga y trabajosa historia…

 

 

A VECES ME PIERDO…

11 Ene

A veces me pierdo y pierdo la perspectiva  de por qué abrí este blog. Pasa como todo en la vida, te pierdes y luego cuesta encontrar el sentido de las cosas. Se trataba de dar mi opinión de la actualidad que en ese momento estaba de color hormiga, lo malo es que pasado el tiempo lo sigue estando, pero justo en ese momento tenía mucho que decir… A esta etapa le ha sucedido otra etapa de introspección, de búsqueda de un lugar propio habitado por una nueva mujer en el que han ocurrido muchas cosas.

SaraShaekel

En este tiempo he aprendido muchísimo de feminismo, al que llegué por pura identificación, es como de repente un día vas al  médico, le cuentas cómo te sientes y te diagnostica: «si su perspectiva ha cambiado bienvenida, es usted feminista, tome ud. sus gafas violeta para verlo todo más claro a partir de ahora». He criado a un adolescente con Asperger con mucho dolor, he abandonado espacios inseguros y personas tóxicas,  he salido en los medios (con el caso de la desescolarización de mi hijo), he sentido lo que es ser una outsider del sistema, en definitiva he aprendido a manejar la barca de mi vida y a reconciliarme con mi realidad y disfrutar de ella después de un proceso terapeútico. Y he repasado post de Facebook de hace años que hoy en día me han puesto la cara colorada… Sí, el paso del tiempo es evidente incluso en estas cosas.

Dentro del feminismo he tenido la oportunidad de acercarme a grupos variados y a mujeres que se han saltado de la virtualidad a la realidad para ser mis amigas. Este blog me ha dado la enorme satisfacción de acercarme a Mujeres Imperfectas y a sus creadoras como May Serrano y Silvia Allende entre otras,  donde cuestionamos los estereotipos de la mujer, hicimos y hacemos activismo y hemos compartido momentos maravillosos txacolí en mano. Ellas saltaron de Internet a la realidad para abrirme los brazos y convertise en mis amigas y hoy en día continúan su trabajo a través de la Quinta Ola. Con ellas comparto el espacio de Facebook Café para Madres donde nos cuestionamos las distintas maternidades y con las que nos reunimos en Bilbao y Madrid para revisarnos como madres y por qué no tomarnos unos vinos terapeúticos. Ese café fue un apoyo importante en momentos de desesperanza cuando pasó lo de mi hijo Guillermo, su desescolarización, su diagnóstico de Síndrome de Asperger y fue sin duda un revulsivo en mi doloroso camino. Además nos han dedicado el libro de «El patito feo» de la Editorial Cuatro Tuercas de mi amiga Belen Gaudes, algo que me llena de emoción como fan que soy de sus cuentos donde desmontan los estereotipos de género.

En este proceso terapeútico, he aprendido a relacionarme desde la calma, a evitarme sufrimiento, a dejar atrás a la mujer impulsiva, nerviosa y descontrolada en la que me había convertido por circunstancias de la vida. También a convivir con mi dolor y mis ausencias, a permitirme que estén ahí. Sin embargo me siento distinta en un traje en el que entro con dificultades, todavía estoy en fase de adaptación, a veces por exceso, a veces por defecto todavía me aprieta. Es ese malestar que te produce llevar las botas equivocadas cuando sales de ruta por el campo, tú llevas zapatillas abotinadas y todos los demás llevan las justas para no mojarse, que agarren bien, que no se te vaya el pie, es el malestar de exceso o defecto, nunca adecuada, nunca en su medida… El malestar de ser.

También he aprendido la importancia del autocuidado intentando no caer en el egocentrismo. Las feministas a veces nos miramos demasiado el ombligo  rayando en el exilio voluntario y el yo por encima de todo… dificil también pillarle la medida a esto, si bien es cierto que ya nos ha descuidado bastante el patriarcado y tenemos que retomar el lugar y el tiempo perdido.

Una de las cosas más maravillosas que me han ocurrido es reencontrarme con mi amiga Susana con la que había perdido el contacto hace siete años. Las dos habíamos pasado por procesos parecidos sin saberlo y reencontrarse desde la calma ha sido increíble. Ella apoyando desde Change.org mi petición de firmas para conseguir un aula TEA para Guille, compartiendo, hablando de nosotros con cariño… así nos encontramos, con una emoción infinita…

Y pasado el tiempo, en este punto pretendo retomar mi blog, escribir más desde otra perspectiva y seguir perdiéndome y encontrándome porque estas son las consecuencias del rodaje y del camino. Un texto anónimo que encontré por Internet decía: «alguien a quien quise una vez me entregó una caja llena de dolor. Con el tiempo me dí cuenta que esa caja había sido un regalo»… Y ahí andamos, recogiendo cajas, soltando y aprendiendo.

Mujer y Asperger, la dura historia de Cristina

27 Abr

 Imagina que en cada lugar y en cada circunstancia tienes que parecer, fingir, ser actriz, tener tantos papeles como cada situación requiera. Imagina que el acoso más grande nace de tu familia que te señala como rara, gorda, diferente. Imagina el dolor por la incomprensión de los otros, de preguntarte continuamente el por qué de tanto rechazo… si tu familia te rechaza, qué puedes esperar del resto de los mortales…

 Nuestra protagonista, Cristina Paredero nació en Madrid hace 25 años. Acostumbrada desde pequeña a fingir, cambió varias veces de colegio y en cada uno adoptaba distintas personalidades e incluso cambiaba de peinado y de manera de vestir para ser aceptada por el resto de sus compañeros. Pero nada impidió el acoso escolar: «Me pasaba todo el día llorando por lo que sufría, y tenía alguna rabieta. Estas características les parecieron a mis padres extrañas y desde pequeña me llevaron a todo tipo de especialistas que basicamente veían en mí a una niña maleducada, rebelde y con problemas de desarrollo por no responder a las características estereotipadas tales como `las niñas son tranquilas, comparten sus cosas, no se enfadan ni lloran y no les gustan los libros´.  La gente veía que era diferente y ya desde la guardería empezaron a marginarme. Recuerdo estar esperando al autocar de las primeras y yo acabar en el último lugar».

 Tengo en la memoria mi encuentro fortuito con Cristina y Darko (su pareja) en un VIP en el centro de Madrid este último invierno. Estaba tomando café y  de repente asomó por la puerta una mujer estilosa, con un gorro de piel de estilo ruso, un abrigo a juego de falsa piel (es vegana y animalista), risueña, divertida, compartiendo con su chico un rato agradable como cualquier mujer de su edad. Al principio no la reconocí pero me alegré mucho de encontrármela, la había conocido en una charla en la semana del acoso organizada por Asperger Madrid donde había leido un manifiesto de la comisión de adultos con mucha soltura y personalidad. Sin embargo, su manera de vestir también ha sido un caballo de batalla: «En mi adolescencia mi estilo de vestir no era el socialmente admitido. Mi madre clasificaba mi forma de vestir como `hortera´. Me encantaban los colores vivos y fosforitos, la purpurina, el plateado y el dorado, los estampados, las lentejuelas y cualquier cosa que brillara. No me compraban nada de lo que me gustaba y si por alguna casualidad mi madre cedía a ello, al cabo de los meses desaparecía, según mi madre `te he tirado esa camiseta porque no te valia´,  `el pantalón se destiñó en la lavadora´… `se me rompió al cogerlo´o demás cosas por el estilo».Cristina Paredero

 Cristina es una de las mujeres más dulce, cariñosa, inteligente, intuitiva y educada que me he encontrado en mucho tiempo. Tiene los ojos grandes, vivos, hablan por sí solos. Se muestra empática y agradecida en cuanto alabas lo bien que escribe y lo valiente que es, su historia pone los pelos de punta. El diagnóstico definitivo de Síndrome de Asperger llegó después de una infancia desafortunada con una familia a la que ha renunciado y con muchas trabas sociales y personales. Forma parte de la comisión de adultos de la Asociación Asperger de Madrid. Escribe, tiene un blog personal, da charlas de discapacidad y género y del Síndrome de Asperger.

 La terapia con un buen especialista en TEA (Trastornos del Espectro del Autismo) es fundamental para salir adelante y tener herramientas para sobrevivir en un mundo muy difícil y lleno de dobles sentidos e ironías que a menudo a las personas con este diagnóstico les cuesta entender. Los Trastornos del Espectro del Autismo son alrededor de 4,5 más comunes en los niños que en las niñas. Estudios a nivel mundial muestran tasas de diagnóstico mucho más altas para los hombres que para las mujeres. Los estereotipos de género afectan negativamente a las mujeres con diagnósticos que en muchos casos son tardíos, tal y como cuenta Cristina: «A las mujeres en general y a las chicas TEA en particular, se nos trata de histéricas, exageradas y se tiende a la sobremedicación o a diagnósticos incorrectos y exagerados. En mi caso pasé por más de 10 psicólogos diferentes en toda mi vida que me dijeron que tenía problemas de soberbia, egocentrismo, histeria o que definitivamente estaba loca, tenía paranoia y esquizofrenia, y se llegó a plantear incluso mi ingreso en un hospital de día. Me recetaron todo tipo de ansiotíticos y antipsicóticos. Todo esto me llevó a tener una gran depresión y a la incomprensión en general que me llevaron a varios intentos de suicidio».

  Conozco a muchas mujeres entre las que me incluyo que trabajan su interior y se enfrentan a su realidad a través de terapia personal.  Me sorprende y se lo comento que a pesar de contar con una discapacidad intelectual reconocida, haya tenido la lucidez de desprenderse de la familia y cortar lazos, un hecho que a muchas mujeres neurotípicas nos cuesta y trabajamos en terapia: «Hago click en el momento en el que veo que estoy en la mierda y hay que sacar fuerza para luchar contra la mierda. La gente comete el error de idolatrar a los padres y pensar que les tienes que querer y perdonar por ello. Yo llegué a la conclusión de que con el maltrato no era así».

  Es fácil comprenderla después de una vida complicada con trastornos alimenticios, intentos de suicidio y la sensación de haber nacido en un lugar equivocado sin nadie que te entienda y  con falta de autoestima: «El peor comportamiento represivo por parte de mis padres fue que, debido a que había nacido con una importante asimetría mamaria, ellos me decían que nunca podría tener relaciones sexuales con un chico por no verme atractiva, que tendría que esconderlo el resto de mi vida, que ningún chico me iba a querer…» Llegado a este punto, las lágrimas recorren las mejillas de Cristina, la aprieto la mano, la escucho, me dice que parezco la madre que nunca tuvo… «mi madre me obligó a hacer dieta desde los 10 años, decía que estaba gordísima y que así solo lograba que se metieran conmigo, que a los chicos no les gustaban las chicas gordas, que si ya de por sí era rara, alejaba a la gente por mi gordura, que no era atractiva y que nunca nadie se fijaría en mí si no adelgazaba. En mi casa lo poco que tenían dulce era para mis hermanas. Incluso tenían un orden específico para colocar las cosas en la cocina para saber si había cogido algo… toda esta mentalidad contribuyó a que desarrollara bulimia durante casi 3 años».

  Sin embargo, contra los pronósticos de su familia, sí ha encontrado a alguien que la quiera como es, simplemente maravillosa, Darko, un joven con Síndrome de Asperger, con el que vive y comparte su vida. La sonrisa inunda su cara esta vez cuando habla de él, me cuenta como se conocieron en un curso y como empezó su relación que dura ya casi cinco años: «Al principio quedábamos y como no teníamos dinero íbamos a visitar museos que son gratis para las personas con discapacidad. Darko me dice que soy guapísima y especial. Él también lo es, es muy inteligente, habla muy bien inglés y está trabajando en atención al público». Se queja del tipo de trabajos a los que una persona con discapacidad aspira: «Las empresas en cuanto tienes discapacidad te ponen un tope. Te ofrecen puestos de jardinera, carretillero… cuando tenemos mucho talento para muchas cosas».

 Le encanta leer, sus libros favoritos son los de aquellos personajes que son monstruos como FrankesteinEl fantasma de la ópera que se curan con amor, se siente reflejada en su historia. Admira a Helen Keller, la primera mujer con discapacidad que pasó a la historia y a Temple Grandin, mujer con autismo que inventó la caja de abrazos.

  He quedado con ella para tomar algo, para que me haga una entrevista para su blog realidad TEA y diversidad y acabo también haciéndole una entrevista a ella fascinada con su historia. Después de nuestro encuentro me reafirmo, no creo en la discapacidad, creo en las distintas capacidades. La historia de superación de Cristina es un ejemplo, sobre todo porque por sí misma, con todas las dificultades que ha sorteado, ha tomado decisiones que una persona neurotípica nunca hubiéramos tomado y en este momento es feliz. Se declara feminista, luchadora por lo derechos de las personas con discapacidad y por todas las causas injustas. Merece por ello todo mi respeto y admiración, por su madurez, su discurso pausado, emocionado, por coger las riendas de una vida tan complicada, por su personalidad… Como compartía hace poco en un post que encontré por Internet, el problema no es la persona con discapacidad sino la visión de la sociedad de las distintas capacidades...

CHARLA SOBRE ACOSO ESCOLAR INVITADA POR ASPERGER MADRID (DESDE NUESTRA TRISTRE EXPERIENCIA)

3 Nov

Buenas tardes a todas y a todos: Agradeceros lo primero de todo la invitación de la Asociación Asperger de la que soy socia y vuestra presencia e interés en estas jornadas con un tema que no nos es ajeno ni a los familiares de las personas con Asperger ni aquellas que sufren acoso por su diferencia.

Ayer justo leí que un 46% de los alumnos y alumnas con TEA (trastorno del espectro autista) tienen acoso escolar en aulas normales, lo que supone una cifra cuatro veces superior a la de cualquier niño normal o neurotípico. Es muy triste que los niños con TEA o en el caso que nos ocupa Asperger, además de enfrentarse a un mundo que no entienden, que no saben interpretar porque no cogen la ironía y los dobles sentidos, sean víctimas de acoso por no saber jugar las reglas del juego de la sociedad. Nuestros hijos e hijas son lo más puro y verdadero del mundo, les cuesta mentir.charla-asperger

Guillermo con 14 años ha pasado ya por cuatro centros escolares, en dos de ellos ha sufrido acoso escolar, en uno de ellos con lesiones físicas y en otro con lesiones morales o psicológicas. La intolerancia está en la raíz del problema, el rechazo a lo diferente, pero creo que fundamentalmente en la educación que estamos dando a nuestros hijos.

Decidí la desescolarización de Guillermo después de un largo proceso de acoso e incomprensión en el que toqué varias puertas. La primera incomprensión viene por parte del centro que no entiende ni tiene una formación adecuada para entender a un joven con Asperger. Nada más empezar el curso recibe una agresión del hermano de un compañero, que posteriormente y como no hubo castigo, se convirtió en uno de los acosadores junto con otros cuatro niños. Aquí se abrió la veda. Uno de los principales problemas es que el profesorado no está suficientemente preparado para afrontar la diferencia ni sabe como tratar a un joven con trastorno del espectro autista. Se me ha echado en cara la falta de habilidades sociales para resolver conflictos (claro es que todos sabemos que carecen de habilidades sociales). En mi caso, una vez detectado el acoso nada más empezado el curso (a pesar de que el colegio estaba avisado de que había sido víctima de acoso en otro colegio), fue mucho más fácil darle la vuelta y culpabilizar a la víctima. Se le explusó del centro 6 veces en un trimestre por contestar de forma inadecuada a los agresores que no jugaban en la misma liga, ya que Guille tiene un 34% de discapacidad. Buscaron la solución al problema negando el acoso, culpabilizando a la víctima e invitándonos a irnos con acciones tales como impedir la asistencia de Guille a excursiones con el resto de compañeros porque “tenía distinto ritmo al de la clase” o llamarnos todas las semanas para que fuéramos a recogerle porque había tenido un conflicto o tenía dermatitis, solo para molestarnos y que abandonáramos el colegio como así hicimos. Llegado a este punto decidí que no iba a esperar a la resolución del caso ni a otro colegio, que mi hijo ni yo teníamos que pasar por este mal trato primero de estar en un centro donde no se trataba bien a mi hijo, ni compañeros ni la dirección y clastro del colegio. Es decir, los acosadores siguen el colegio y somos nosotros los que hemos tenido que abandonar. El círculo de la violencia no se acaba ni acabará hasta qe los colegios actúen y tomen medidas contra los acosadores, no negando y tratándonos como a unos delincuentes. Seguidamente decidí poner una denuncia al centro (aún a sabiendas de que la Fiscalía de Menores no iba a actuar por ser menores de 14 años e inimputables).

Aquí tengo que hacer un inciso porque me parece inaceptable que el ministro del interior Jorge Fernández distinga entre acoso y lo que es un hecho aislado, cuando una menor de 8 años le han tenido que ingresar por las lesiones que le propinaron sus compañeros en el centro. Que nadie asuma su responsabilidad es una vergüenza, ya que dejamos a nuestros hijos en manos de adultos que deben de velar por su seguridad. Tendrían que dejar cerrado el centro hasta que se aclare el caso y que los adultos tengan alguna responsabilidad penal en el caso. Es violencia igualmente y se tienen que depurar responsabilidades.

Quede constancia que yo nunca pedí este centro en el que mi hijo fue acosado por segunda vez, me envió la Consejería de Educación. Llegué de rebote después del caso del acoso del primer centro en el que Guillermo sufrió una paliza con parte de lesiones de su pediatra y moratones por todo el cuerpo. Aunque por ley de educación de la Comunidad de Madrid, tenemos derecho a elegir centro, no he tenido esa oportunidad ni siquiera el día de hoy que Guillermo está escolarizado en una aula TEA de Carabanchel. De mis prioridades ninguna se ha respetado y la primera opción fue ofrecerme un colegio en Vallecas, en la otra punta de Madrid.

Mi hijo desde el inicio del curso empezó a ir a una psicóloga para trabajar sus habilidades sociales y a última hora la terapia derivó en habilidades y recursos para sacar la rabia y la frustración de que se metieran con él y nadie le defendiera . Como el dibujo es una de sus aficiones y se le da fenomenal, empezó a pintar dinosaurios devorando a sus acosadores, de hecho tengo mi casa llena de estos dibujos, cada uno con el nombre de los chicos y chicas que le trataban mal, cinco dinosaurios cada uno dedicado. La pena es que los acosadores no habrán ido al psicólogo para saber cómo dejar de serlo y como bien dice mi amiga Susana “somos los demás los que tenemos que ir a terapia para soportar a las personas que no van”. No se reeduca a los agresores, solo se trata las secuelas que dejan en la víctima.

Seguí los cauces habituales en un protocolo de acoso: Informar al colegio por escrito pero nunca nos contestaron ni para bien ni para mal. Acudí a hablar con la Inspección de zona de Carabanchel que hizo un informe desfavorable sin hablar con la víctima, mi hijo, aún contando con un informe de su psicóloga en la que había indicios claros de acoso escolar y relataba los insultos “cerebro vacío, pesado, maricón, etc”. Visité la Consejería de Educación como cinco veces y muy amablemente se me atendió al estilo de la Administración Español “vuelva Ud. mañana”. Solo ser me pusieron trabas a pesar de que el psiquiatra me adelantó el diagnóstico para encontrar un centro rápido con aula TEA. Sentí en todos los casos una deshumanización terrible, era una más un número. Me sentí sola y tenía que tomar una decisión. Y es ahí cuando me acordé de Diego el niño de 11 años que se suicidó en un colegio concertado en Madrid dejando una nota de “que no aguantaba más el acoso de los compañeros”. Sinceramente no estaba dispuesta a que nos ocurriera lo mismo y el mismo día que niegan a Guille asistir a una excursión, puse una denuncia en Comisaría y fue su último día de colegio.

A menudo me he preguntado por qué le ha pasado a él y por qué tanto rechazo. Es muy fácil habitar en la zona de confort cuando tienes un hijo o hija neurotípico y estar ausente de la diversidad que hay en el mundo y no enfrentarte al exterior. Los padres y madres con hijos con trastorno del espectro autista desarrollamos un sexto sentido para encontrar a un niño especial entre la multitud, somos más empáticos más humanos. Desarrollamos unos lazos increíbles, en este tiempo me he sentido muy apoyada y cuidada por estos padres y madres de niños con TEA a los que a menudo no se invita ni a fiestas ni a cumpleaños. Es muy bonito compartir en redes sociales el cartel de “por los niños a los que nunca nadie invita a cumpleaños” de gente que en la vida real no se ha esforzado por entender a Guillermo ni a ningún chico o chica como él. Mucha hipocresía en este aspecto también, si hubiera integración real no hablaríamos de inclusión. Si algo me ha enseñado este tiempo es a establecer lazos reales con madres luchadoras que recorren Madrid de una punta a otra en busca de terapias para que nuestros hijos estén mejor, acuden a la Consejería de Educación llorando literalmente para que se les adjudique un colegio en la zona y reclamando la PT que falta para el centro o la Integradora. Y siempre con la duda de si lo estamos haciendo bien o nos queda algo por hacer. En mi caso acudí a un amigo periodista para que se hiciera público e incluso me planteaba que tenía que haber abierto una petición en el Change.Org, que era algo que no había hecho, petición que por cosas de la vida finalmente abrí… con 50.800 firmas a mi favor.

Las semillas del odio que dan lugar a la intolerancia se germinan en casa con actitudes aprendidas tales como el racismo, la homofobia, la misoginia, el machismo e incluso la gordofobia… Enseñemos en este punto a nuestros hijos a aceptar su cuerpo y conectar cabeza y mente y no ser tan exigentes con ellos como con nosotros mismos. Enseñemos a ayudar y que la consigna no sea “tú no te metas en líos” en vez de “si ves algo raro avisa y ayuda al débil”. En mi caso las madres de los niños “neurotípicos” miraron para otro lado. Ni una llamada, ni un mensaje, todo el mundo lavándose las manos.

Quisiera dar las gracias a Tomás Marcos diputado de la Asamblea de Madrid experto en discapacidad por Ciudadanos que llevó mi caso a la Asamblea de Madrid y dio voz a mi hijo Guillermo y a todos los alumnos y alumnas con Asperger en el pleno del pasado 22 de septiembre. Tomás sabe de qué habla por experiencia propia y se puso en contacto conmigo por pura empatía ya que el caso le toca bien de cerca.

Desde la Consejería de Educación me ofrecieron dos colegios sí: uno religioso al que me opuse por objeción moral recogido en el artículo 27.3de la Constitución Española. Como ciudadana tengo unas obligaciones de pagar mis impuestos, etc pero también unos derechos y es lo que hicimos, acogernos a nuestro derecho moral de rechazar un centro que no estaba de acuerdo con nuestras convicciones religiosas y no tenía recurso de aula TEA que Guillermo necesita. El otro instituto ofrecido no contaba tamoco con los recursos y lo más importante de todo es que tenía escolarizados a los agresores del centro anterior. Hasta el día de hoy silencio administrativo después de mandar hasta 5 escritos a la Administración.

Sr. Van Grieken en el discurso de respuesta a Tomás Marcos de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid el pasado 22 de septiembre dijo quitándole importancia a mi historia que era 1 caso entre 3000 pero es mi caso. No debería haber si uno ni medio. De todos modos le aseguro que son muchos más y sino conoce los casos yo se los puedo presentar. Debería dotar de recursos a los padres y madres que sufrimos hasta el último momento para que se nos asigne una plaza que en muchos casos no está en la zona donde residimos. A mi se me notificó el aula en la zona de Vallecas el pasado 25 de agosto después de estar un trimestre sin escolarizar y con la lógica ansiedad, a lo que me negué en rotundo considerando que le impedía avanzar en su independencia, nosotros vivimos en Carabanchel. Hasta trece días después de comenzar el curso y después de salir en los medios y más de 50.000 firmas en Change.Org no se nos adjudicó colegio en la zona.

Soy feminista por convicción de que ya no solo los hombres y las mujeres somos iguales en derechos y obligaciones. Toda persona que es tolerante y cree en la igualdad es feminista también. Soy tolerante porque extiendo esta premisa al resto de los colectivos. Mi pregunta es: ¿Por qué la diferencia molesta?¿Por qué los adolescentes ven como solución el suicidio? Falta información, formación, conciencia y tolerancia. Los adolescentes más empáticos y que entienden a una persona no neurotípica son aquellos que tienen algún familiar con síndrome de Asperger o diversidad funcional. ¿Por qué el resto de adolescentes no actúan igual? Sin ponerse en el lugar del otro, no se puede entender a una persona acosada que quiere pasar desapercibida, que es silenciada, que pasa por una auténtica tortura porque en el caso de las personas con Asperger no entiende nada de lo que les ocurre.

Me gustaría dar un tirón de orejas al sistema educativo que no se adapta a los distintos ritmos de las personas y no todas las personas pueden adaptarse al ritmo único. Como dijo Einstein “Todos somos unos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es un estúpido”.

Por último quiero dar las gracias a las personas que me han acompañado en este año tan duro para nosotros: a los periodistas que han sacado a la luz mi caso, Juana del equipo específico de alteraciones del desarrollo, a todas las madres del Equipo de Encuentro como Marta y Cristina, a Cecilia de la Autónoma donde mi hijo participó en un campamento inclusivo después de esta experiencia que le devolvió la autoestima perdida. Como no a mis amigas que han estado ahí dándome ánimos y a Susana en especial, a mi madre con la que he recuperado mi buena relación y a Antonia mi terapeuta que me ha dado armas para poder luchar y aguantar durante este año. A mi pareja que nos ha cuidado y apoyado con mucho amor.

Gracias de nuevo a la Asociación Asperger por dejarme ser la voz de las personas acosadas. Si con mi testimonio puede ayudar y aportar algo, compensará todo el sufrimiento de este año. Ofrezco desde aquí a mi ayuda a las personas que estén pasando por lo mismo y me necesiten desde la experiencia. Ánimo que de todo se sale y damos por positiva esta experiencia que nos ha hecho encontrar monitores especializados en diversidad funcional y en autismo y a gente también maravillosa.