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PANICO EN EL TUNEL

8 Dic

  Lunes por la mañana, 25 de noviembre, me meto en el metro a las 9:05 hrs para ir a mi clase de inglés, es un día raro no me encuentro bien, me duele la garganta y hace mucho frío, ni idea de lo que vendrá después, es de esos días que abandonarías las obligaciones y te dejarías vencer por la pereza quedándote directamente en la cama…. 9:15 hrs, inesperadamente se apaga la luz del metro y de repente se para. Hay un grito generalizado de «¡Ay qué miedo!», la luz viene, pero el metro se queda parado. 9:30 hrs, alguien nos informa por megafonía que debido a una avería nos encontramos parados y de forma inmediata reanudaremos la marcha. Entendemos que en breve empezamos a andar y que es solo un susto. 9:35 hrs asistimos atónitos al abandono del conductor de la cabina en otro tren paralelo, nadie nos informa, todo son conjeturas «-supongo que ahora nos remolcarán-«, «-entiendo que en breve nos cambian de tren-» . Ja, se suponía que el conductor es el último en abandonar el vagón como los capitanes de barco pero NO…, ahí nos deja tiradísimos….09:45 hrs, seguimos sin tener información, la ventilación se para y los pasajeros empezamos a despojarnos de chaquetas, jerseys, etc. La chica que va a mi lado empieza a ponerse nerviosa, roza el ataque de ansiedad, por mi parte busco un Lexatin desesperada y zas, me he topado con un abanico de casualidad que no entiendo qué hace ahí, pero me viene fenomenal…Debido al estado de nervios de mi compañera de vagón, me pongo a abanicarle y comparto mi botella de agua con ella… La situación me une a los pasajeros de mi vagón, no nos conocemos pero flipamos todos en colores. Es curioso, observo reacciones de todo tipo, desde mutismo,(una chica abre los ojos como platos y se tira como tres cuartos de hora sin decir ni pío con los ojos como las lechuzas), hasta -«aquí no pasa nada mujer, no es para ponerse así«- de un compañero calvo, que pasada la hora se va amilanando y se ha hecho caca directamente en los pantalones pero disimula….a otros que de verdad permanecen en los asientos o de pie como si allí no pasara nada echando un sueñecito, que todavía me cuadra menos.

  Llevamos a lo tonto casi una hora y todavía no ha venido nadie a salvarnos, aunque queremos dar normalidad a esto, se me va la olla y pienso que puede tratarse de un ataque terrorista que ha dejado inutilizada la línea. Antes de seguir dejando volar mi imaginación y meterme en jardines oscuros y negros, y que me de un parraque profundo, empiezo a seguir la respiración preparto, Metro de Madrid vuelaaaa….. Empiezan a remolcar por detrás y sorpresa, 1 pasito palante, 2 pasitos patrás, ♫♫♫, aquello no tira. Así durante más de 15 minutos hasta que conseguimos llegar a la estación de metro de Chueca donde desalojamos el tren por el primer vagón, saliendo como hormigas del hormiguero. Personal del Samur está esperando fuera, para atender a los pasajeros, no digo ná…Ha pasado casi 1 hora y media….Recapitulemos, entré a las 09:05 hrs y salgo del metro a las 10:30 hrs.

  Como siempre y por increíble que parezca de todas las malas situaciones se saca algo positivo. Me he dado cuenta una vez más que cuando se producen, uno nunca reacciona como piensa que va a reaccionar, ni mejor ni peor, diferente….Teniendo en cuenta que padezco claustrofobia desde que a los 8 años me quedé encerrada en un ascensor con mi abuela, «el gordo para un neurótico» (Woody Allen en Misterioso Asesinato en Manhatan), reaccioné bien diferente a como pensaba.

Además hoy he aprendido que para viajar en metro tengo que:

  • Colocarme en el primer vagón para que en caso de evacuación salir escopeteada.
  • Llevar abanico  aunque haga -1 grados, (de hecho estaba allí por casualidad, lo encontré buscando un tranquilizante).
  • Botella de agua (por si se apaga la ventilación que no nos ahoguemos) o en su defecto ayudar o compartir con el compañero.
  • Lexatin para los ataques de ansiedad que ese día justo no llevaba pero que en tanto tiempo me hubiera hecho efecto.

  He puesto una reclamación por la 1 hora y 20 minutos que tardaron en rescatarnos, me parece inmuhamno,  increíble y muy poca capacidad de reacción y consideración con los pasajeros. La línea 5 estuvo cortada más de 2 horas, sin alternativas para la gente que iba a trabajar. Me imagina al operario de turno tomando un café con el palillo entre los dientes y diciendo «tranquilo Manolo, si de ahí no se van a mover». Grrrrrrr.

  Y para colmo me meto en Twitter para expresar mi queja y el Community Manager de turno me dice que «los pasajeros estuvieron debidamente informados en todo momento». Ayyyyy  amigo/a «Don´t feed the troll» lo que viene a ser «No alimentes al troll» o en castellano «No nos toques los cojones».  Estabas acaso allí?-le dije yo, todos los pasajeros afectados, hicimos piña en las redes sociales, para protestar y meter bulla, ¡hasta en los telediarios salimos!….

 No se puede subestimar al ciudadano y tratarle de tonto. Mi reacción en este caso, aparte de abanicar a la chica de al lado y tranquilizara,  fue despotricar contra Metro de Madrid,  por la poca capacidad de solucionar un problema rápido y ¡animar a la gente a que reclamara!. Lamentablemente ni la mitad de la mitad lo habrán hecho ni intuí que lo harían , la gente estaba adormilada, anestesiada, ¡¡¡coño!!!, nos han cortado tantos derechos y estamos tan tan fastidiados, que hasta en esta situación, lo que le preocupaba a la gente era llegar puntualmente al trabajo (el que lo tenía), y no tenía tiempo de reclamar al salir de la estación habiendo perdido media mañana allí dentro. Una vez más qué es lo que nos tiene que pasar para que salgamos a la calle, gritemos y reclamemos nuestros derechos. Como decía Anguita el otro día en una entrevista, no va a cambiar nada hasta que nos despertemos….La gente salía cabizbaja y desanimada de allí como si nos hubieran añadido un cubo de mierda encima de todo lo que tenemos,  muy  muy triste…..

http://www.publico.es/484744/atrapados-hora-y-media-en-el-metro-de-madrid

Crónica de una noche de sábado en un vagón de metro

11 Nov

Cada vez disfruto más de mis viajes en metro. Lejos de los agobios de mi claustrofobia de antaño, empiezo a disfrutar de los trayectos, me relajo, escucho conversaciones ajenas, saco mis conclusiones….curiosidad (que  como dice un amigo mío es el principio del saber) o simplemente es que soy una cotilla…..

Lo cierto es que en mi último trayecto de sábado me he dado cuenta de lo laicos que somos en la España del siglo XXI. La fauna de un sábado noche en un vagón es de lo más variopinta sobre todo cuando la parada es Chueca (línea 5), a saber: alternativos, góticos, gays, parejas, jóvenes modernas, modernos, gente mayor y un largo etc. Nada más entrar en el vagón miro a mi izquierda y la imagen no puede ser más bizarra, dos chavalitos de unos 13 ó 14 años con ambos sombreros con cara de cerdito con orejitas y chandal de raso verde ????’, me monto mi pelí de donde coño vendrán?, el cachas que ha entrado en mi estación los mira, me mira y se sonríe. Yo miro al cachas (entre otras cosas porque tiene un tiento) y me sonrío, la verdad son graciosos. En frente de mí dos góticas con botines góticos de plataforma, estilo manga tanto en el peinado como en el maquillaje de largos rabillos negros muy bien perfilados….Sin embargo la tranquilidad reina en el ambiente, todos nos miramos, nos aceptamos, nos copiamos quizás  el estilo, este me gusta este no, qué macizo aquel, mira oye que mona esta. De repente entra la estrella en el vagón, en esos momentos abarrotado a la altura de Gran Vía, será un pájaro, será un avión…..no, no es Super Coco. El foco de todas las miradas que de golpe se dirigen a la puerta, el motivo del silencio que de repente reina en el ambiente es…..una monja, ´sí colegas sí, una monja con toca (que no de clausura) joven de unos 30 años, con un cutis bonito, que incluso de calle tendría su aquel, que de repente enrojece al sentirse centro de atención de un centenar de personasm, «qué he hecho yo para merecer esto», se preguntará así misma y la respuesta no, no la tiene Almodóvar.

Y yo pienso y por eso escribo y me doy cuenta del cambio que hemos dado en esta sociedad en la que la religión nos la trae al pairo, en la que lo único que queremos son soluciones reales a nuestros problemas más reales e importantes que nunca. No, no entró un integrista islamista en el metro, ni un Hare Krisna al que probablemente algunos hubieran querido copiarle el estilo, era una simple monjita con su hábito de toda la vida, como las que me daban clase en el colegio. Solo que me di cuenta de que somos más laicos que nunca, a Dios gracias (juas juas) y que hay ciertos símbolos que ya no tienen sentido hoy en día, con todos mis respetos a los que respetan a estos símbolos, solo  lo comento porque me llama la atención y quiero compartir con vosotros este momento vivido y que me resulta cuento menos anecdótico.